Teotihuacán, Méx.- En esta temporada mundialista es importante saber los origines del balón, los más antiguos que se conoce eran de vejigas de buey rellenas con arena.
En nuestro continente fueron de hule o de madera. El que ahora se usa en el Mundial de Sudáfrica, llamado Jabulani (en idioma zulú, “celebración”), es de acetato, poliéster, algodón, látex y otros materiales.
En Teotihuacán se practicaba el tlachtli, también con un balón de hule macizo que sólo se podía golpear con el codo, la rodilla o la cadera. Según don Alfonso Caso, en su ensayo “El pueblo del sol”, la pelota significaba un astro: sol o luna, o bien el movimiento de la bóveda celeste
En nuestro continente, también hubo diversos juegos de pelota desde Alaska hasta la Araucanía. Hace más de 1800 años se jugaba en Chichén Itzá con una pelota de hule.”.
El jesuita José Manuel Peramás, que vivió en el siglo XVIII, dice en sus memorias que en Paraguay y parte de Brasil, “los guaraníes no lazaban la pelota con la mano, como nosotros, sino con la parte superior del pie descalzo, enviándola y devolviéndola con gran ligereza y precisión”.
El balón, redondo y simétrico por excelencia, es el emblema del futbol. Según el libro Tiempo y espacio: “Semeja la redondez de la tierra, de la Luna, de los planetas… considerado como símbolo incorruptible y puro del futbol, cumple un papel determinante en el campo, porque es insustituible…”.
En África, 300 años a. C., los bereberes jugaban con una pelota hecha con una vejiga de camello rellenada con arena. Le llamaban koura. Durante el imperio romano se jugaba con un balón de cuero. Le decían pila. En Bretaña y Normandía había un juego de pelota llamado soule.
El balón era de piel y madera. Los competidores lo perseguían corriendo varios kilómetros para llevarlo al campo contrario. En la Italia medieval se usó un balón de cuero inflado para practicar el giuoco del calcio, uno de los antecedentes del futbol moderno.
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