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domingo, 3 de abril de 2011

Nuevo Museo Exhibe Objetos de Estilo Teotihuacano

Teotihuacan, Méx.- A cuatro kilómetros de la carretera Zihuatanejo-Acapulco, en la Costa Grande de Guerrero, se localiza el Museo de Sitio Xihuacan, el cual fue inaugurado recientemente y exhibe más de 800 piezas arqueológicas, en su mayoría de estilo teotihuacano, halladas a lo largo de varios años en la comunidad de Soledad de Maciel, en el municipio de Petatlán.

El nuevo recinto museográfico presenta un vasto universo de piezas prehispánicas, como figurillas, vasijas de obsidiana, trabajos en concha, hachas de cobre, collares de cascabeles, cerámica y lítica, acervo a través del cual se explica el desarrollo cultural de esta antigua ciudad que tuvo una fuerte interacción con Teotihuacan durante el periodo Clásico (200 a 650 d.C.).

El Museo de Sitio Xihuacan se ubica dentro de la Zona Arqueológica Soledad de Maciel, donde desde hace cuatro años el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), lleva a cabo la exploración y puesta en valor de diversos monumentos prehispánicos, con el objetivo de abrirlo al público a finales de este año.

El arqueólogo Rodolfo Lobato, quien coordina la exploración en el sitio, informó que entre los antiguos objetos que se presentan en el museo, destaca una piedra labrada con el glifo topónimo de Xihuacan, que da nombre al recinto. “Mide un metro de alto por 50 centímetros de ancho y 25 de espesor, y fue hallada durante las recientes excavaciones en el área del Juego de Pelota.

El glifo es circular y revela el nombre con el que se conocía este lugar en la época prehispánica. Xihuacan es una palabra de origen náhuatl que significa “lugar de los poseedores de turquesa”, y que hace referencia a una metáfora para denominar a aquéllos “que poseen el tiempo” o “que controlan el calendario”.

En este sentido, el arqueólogo del Centro INAH Guerrero, señaló que esta alegoría se asocia con el papel que tuvo este asentamiento como el mayor centro rector de la Costa Grande. Además se ha deducido que su traza urbana está ligada a los movimientos celestes.

La colección de piezas que se muestran en el museo de sitio está conformada por aquellas halladas recientemente, así como de otras encontradas con anterioridad, cuando se hicieron los primeros registros y recorridos arqueológicos a cargo de especialistas como Pedro Hendrichs en 1943, Pedro Armillas en 1948 y Ellen Brush en 1968, así como Rubén Manzanilla a finales de los años 80.

Rodolfo Lobato añadió que también se exhibe un aro de Juego de Pelota, labrado en granito con la representación de dos cabezas de serpientes, que fue encontrado en 1925 por campesinos y fue resguardado por la comunidad.

Así mismo, destacan esculturas de cabezas de jaguares, pesas de barro, puntas y cuchillos de obsidiana, navajillas, cajetes, malacates, ollas, botellones, orejeras, una flauta de barro, un cetro de piedra y una vasija de barro decorado con representaciones de monos y cabezas de aves, la cual data del año 500 de nuestra era.

Rodolfo Lobato explicó que, en la época prehispánica los antiguos habitantes de Xihuacan aprovecharon el clima cálido de la región para el cultivo de algodón y cacao, productos altamente apreciados en las sociedades mesoamericanas. A la par, lograron una alta productividad de frijol, maíz y calabaza, gracias a complejos sistemas de irrigación.

En la sala que alude a los antiguos pobladores de Soledad de Maciel, se explica que este sitio fue el centro rector de la Costa Grande. “Su apogeo fue en el Epiclásico (650 a 950 d.C.), aunque fue habitado desde el Preclásico (2500 a.C. a 200 d.C.), Clásico (200 a 650 d.C.) y hasta el Posclásico Temprano (950 a 1300 d.C.). El mismo contexto indica que tuvo un abandono paulatino propiciado por inundaciones en la zona, lo que obligó a los habitantes a emigrar hacia las partes más altas”.

El arqueólogo añadió que, de acuerdo con fuentes históricas del siglo XVI, se sabe que la región estaba ocupada por grupos tepuztecos y cuitlatecos, “aunque todavía no se puede precisar el nombre de las etnias que existieron aquí.

“En el caso específico de Soledad de Maciel, sus primeros habitantes fueron grupos agrícolas que con el paso del tiempo lograron consolidar una sociedad estratificada y una organización suficiente para levantar basamentos y crear obras de ingeniería hidráulica. Sus pobladores también tuvieron influencia olmeca, apreciable en sus figurillas de barro y cerámica”.

Fue durante el periodo Clásico cuando se dio la influencia de la cultura teotihuacana, que se reflejó en la complejidad social y poderío que alcanzó Xihuacan; etapa en la que comenzó la construcción del gran conjunto ceremonial que caracteriza el sitio.

Exploración y restauración

La investigación arqueológica y consolidación de estructuras en el sitio prehispánico de Soledad de Maciel, se lleva a cabo en 29 de las 59 hectáreas que ocupa el área; aquí se encuentra el centro ceremonial con la mayor concentración de edificaciones antiguas, para cuya investigación y restauración el INAH ha destinado más de tres millones de pesos.

“Una de sus particularidades de este sitio arqueológico es su sistema constructivo, hecho a base de adobes. El asentamiento se eleva casi dos metros y medio del suelo mediante adobes mampuestos que crean una plataforma, sobre la cual se construyeron las estructuras”, explicó Lobato Rodríguez.

El área ceremonial está conformada por cuatro estructuras o montículos mayores, el denominado “A” tiene una dimensión de 100 metros de largo por 16 de alto. El arqueólogo destacó que la traza que presenta la ciudad responde a la clásica distribución arquitectónica teotihuacana: cuatro templos que rodean arquitectura de dimensiones menores, como altares, un juego de pelota y una plaza.

El especialista del Centro INAH-Guerrero destacó que también se realiza la puesta en valor de una cancha de juego de pelota, que está articulada al tecpan o sitio donde residía la clase gobernante.

“El Juego de Pelota está en un terreno que mide 2.5 hectáreas, y fue construido con grandes lajas de granito y cantos rodados; durante su exploración se hallaron los marcadores o aros desplantados de la banqueta y colocados de forma vertical”.

Finalmente, el arqueólogo Rodolfo Lobato agregó que durante el periodo Epiclásico (650 a 950 d.C.), el sitio alcanzó su apogeo con miras expansionistas y ostentó el control comercial. Su gran centro ceremonial se convirtió en lugar de cultos religiosos agrícolas y sede del poder.

El INAH continúa con los trabajos de excavación y consolidación en la Zona Arqueológica Soledad de Maciel con miras a su apertura a la visita pública este año, dado el interés que el sitio ha despertado entre la comunidad local y turística.

El Museo de Sitio Xihuacan está abierto de martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas. Debido a su reciente apertura, temporalmente se puede visitar sin costo.

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1 comentario:

Unknown dijo...

Que bueno que se vaya ampliado el museo, para que todos los turistas disfruten de Teotihuacan , y después vayan a visitarlo.